Sólo la Antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente. Filosóficamente.
Única ley del mundo. Expresión enmascarada de todos los individualismos, de todos los colectivismos. De todas las religiones. De todos los tratados de paz.
Tupi, or not tupi, that is the question.
Contra todas las catequesis. Y contra la madre de los Gracos.
Sólo me interesa lo que no es mío. Ley del hombre. Ley del antropófago.
Estamos cansados de todos los maridos católicos sospechosos en situación dramática. Freud puso fin al enigma mujer y a otros temores de la sicología impresa.
Lo que obstaculizaba la verdad era la ropa, el impermeable entre el mundo interior y el mundo exterior. La reacción en contra del hombre vestido. El cine americano informará.
Hijos del sol, madre de los vivientes. Encontrados y amados ferozmente, con toda la hipocresía de la nostalgia, por los inmigrados, por los traficados y por los turistas. En el país de la gran serpiente.
Fue porque nunca tuvimos gramáticas, ni colecciones de viejos vegetales. Y nunca supimos lo que era urbano, suburbano, fronterizo y continental. Perezosos en el mapamundi del Brasil.
Una conciencia participante, una rítmica religiosa.
Contra todos los importadores de conciencia enlatada. La existencia palpable de la vida. Y la mentalidad prelógica para que la estudie el señor Lévy-Bruhl.
Queremos la Revolución Caraiba. Más grande que la Revolución Francesa. La unificación de todas las revueltas eficaces en la dirección del hombre. Sin nosotros Europa no tendría siquiera su pobre declaración de los derechos del hombre.
La edad de oro anunciada por la América. La edad de oro. Y todas las girls.
Filiación. El contacto con el Brasil Caraiba. Ori Villegaignon print terre. Montaigne. El hombre natural. Rousseau. De la Revolución Francesa al Romanticismo, a la Revolución Bolchevique, a la Revolución Surrealista y al bárbaro tecnificado de Keyserling. Caminamos…
Nunca fuimos catequizados. Vivimos a través de un derecho sonámbulo. Hicimos nacer a Cristo en Bahía. O en Belén del Pará.
Pero nunca admitimos el nacimiento de la lógica entre nosotros.
Contra el Padre Vieira. Autor de nuestro primer préstamo, para ganar su comisión.
El rey analfabeto le había dicho: ponga eso en el papel pero sin mucha labia. El préstamo se hizo. Se gravó el azúcar brasilero. Vieira dejó el dinero en Portugal y nos trajo la labia.
El espíritu se rehúsa a concebir el espíritu sin el cuerpo. El antropomorfismo. Necesidad de la vacuna antropófaga. Para el equilibrio contra las religiones del meridiano. Y las inquisiciones exteriores.
Sólo podemos atender al mundo orecular.
Teníamos la justicia codificación de la venganza. La ciencia codificación de la Magia. Antropofagia. La transformación permanente del Tabú en tótem.
Contra el mundo reversible y las ideas objetivadas. Cadaverizadas. El stop del pensamiento que es dinámico. El individuo víctima del sistema. Fuente de las injusticias clásicas. De las injusticias románticas. Y el olvido de las conquistas interiores.
Rutas. Rutas. Rutas. Rutas. Rutas. Rutas. Rutas.
El instinto Caraiba.
Muerte y vida de las hipótesis. De la ecuación yo parte del Cosmos al axioma Cosmos parte del yo. Subsistencia. Conocimiento. Antropofagia.
Contra de las élites vegetales. En comunicación con el suelo.
Nunca fuimos catequizados. Lo que hicimos fue Carnaval. El indio vestido como senador del Imperio. Fingiendo ser Pitt. O apareciendo en las óperas de Alencar lleno de buenos sentimientos portugueses.
Ya teníamos el comunismo. Ya teníamos la lengua surrealista. La edad de oro.
Catiti Catiti Imara Natiá Notiá Imara Ipejú
La magia y la vida. Teníamos la relación y la distribución de los bienes físicos, de los bienes morales, de los bienes merecidos. Y sabíamos transponer el misterio y la muerte con la ayuda de algunas formas gramaticales.
Pregunté a un hombre lo que era el Derecho. Él me respondió que era la garantía del ejercicio de la posibilidad. Ese hombre se llamaba Galli Mathias. Lo devoré.
Sólo no hay determinismo donde hay misterio. ¿Pero qué nos importa eso?
Contra las historias del hombre que empiezan en el Cabo Finisterra. El mundo no datado. No rubricado. Sin Napoleón. Sin César.
La fijación del progreso por medio de catálogos y televisores. Sólo la maquinaria. Y los transfusores de sangre.
Contra la sublimaciones antagónicas. Traídas en las carabelas.
Contra la verdad de los pueblos misioneros, definida por la sagacidad de un antropófago, el Visconde de Cairú: - Es mentira muchas veces repetida.
Pero no fueron cruzados los que vinieron. Fueron fugitivos de una civilización que estamos devorando, porque somos fuertes y vengativos como el Jabutí.
Si Dios es la conciencia del Universo Increado, Guarací es la madre de los vivientes. Jací es la madre de los vegetales.
No tuvimos especulación. Pero teníamos la adivinación. Teníamos Política que es la ciencia de la distribución. Y un sistema social planetario.
Las migraciones. La fuga de los estados tediosos. Contra las esclerosis urbanas. Contra los Conservatorios y el tedio especulativo.
De William James a Voronoff. La transfiguración del Tabú en tótem. Antropofagia.
El pater familias y la creación de la Moral de la Cigüeña: Ignorancia real de las cosas + habla de imaginación + sentimiento de autoridad ante la prole curiosa.
Es necesario partir de un profundo ateísmo para llegar a la idea de Dios. Pero la caraiba no lo necesitaba. Por que tenía a Guarací.
El objetivo creado reacciona con los Ángeles de la Caída. Después Moisés divaga. ¿Pero qué nos importa eso?
Antes de que los portugueses descubrieran al Brasil, Brasil había descubierto la felicidad.
Contra el indio de antorcha. El indio hijo de María, ahijado de Catalina de Médicis y yerno de D. Antonio de Mariz.
La alegría es la prueba del nueve.
En el matriarcado de Pindorama.
Contra la Memoria fuente de la costumbre. La experiencia personal renovada.
Somos concretistas. Las ideas se apoderan, reaccionan, queman gentes en las plazas públicas. Suprimamos las ideas y las otras parálisis. Por las rutas. Creer en las señales, creer en los instrumentos y en las estrellas.
Contra Goethe, la madre de los Gracos, y la Corte de D. Juan VI.
La alegría es la prueba del nueve.
La lucha entre lo que se llamaría Increado y la Criatura – ilustrada por la contradicción permanente entre el hombre y su Tabú. El amor cotidiano y el modus vivendi capitalista. Antropofagia. Absorción del enemigo sacro. Para transformarlo en tótem. La humana aventura. La terrenal finalidad. Pero, sólo la puras élites consiguieron realizar la antropofagia carnal, que trae en sí el más alto sentido de la vida y evita todos los males identificados por Freud, males catequistas. Lo que sucede no es una sublimación del instinto sexual. Es la escala termométrica del instinto antropófago. De carnal, él se vuelve electivo y crea la amistad. Afectivo, el amor. Especulativo, la ciencia. Se desvía y se transfiere. Llegamos al envilecimiento. La baja antropofagia aglomerada en los pecados del catecismo – la envidia, la usura, la calumnia, el asesinato. Plaga de los llamados pueblos cultos y cristianizados, es en contra de ella que estamos actuando. Antropófagos.
Contra Anchieta cantando las once mil vírgenes del cielo, en la tierra de Iracema, - el patriarca João Ramalho fundador de São Paulo.
Nuestra independencia aún no ha sido proclamada. Frase típica de D. Juan VI: - Hijo mío ¡pon esa corona en tu cabeza, antes que algún aventurero lo haga! Expulsamos la dinastía. Es necesario expulsar el espíritu de Bragança, las ordenaciones y el rapé de María de la Fuente.
Contra la realidad social, vestida y opresora, catastrada por Freud – la realidad sin complejos, sin locura, sin prostituciones y sin las prisiones del matriarcado de Pindorama.
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Manifesto Antropófago
ResponderEliminarHistoria
El Manifiesto Antropófago, escrito por Oswald de Andrade (1890-1954), es publicado en mayo de 1928 en el primer número de la recién-fundada Revista de Antropofagia, vehículo de difusión del movimiento antropofágico brasileño. En su lenguaje metafórico lleno de aforismos poéticos repletos de humor, el Manifiesto se convierte en el eje teórico de ese movimiento que quiere repensar la cuestión de la dependencia cultural en Brasil.
Son incontables las influencias teóricas identificadas en el Manifiesto: el pensamiento revolucionario de Karl Marx (1818-1883); el descubrimiento del inconsciente por la psicoanálisis y el estudio Tótem y Tabú, de Sigmund Freud (1856-1939); la liberación del elemento primitivo en el hombre, propuesta por algunos escritores de la corriente surrealista, como André Breton (1896-1966); el Manifeste Cannibale escrito por Francis Picabia (1879-1953) en 1920; las cuestiones en torno de lo salvaje discutidas por los filósofos Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) y Michel de Montaigne (1533-1592); y la idea de barbarie técnica de Hermann keyserling (1880-1946). Cruzadas, esas influencias ganan, a través de la pluma de Oswald de Andrade, vida nueva al reunirse bajo la rúbrica de un concepto también inédito y con raíces en la historia de la civilización brasileña: antropofagia o canibalismo. Ápice del primer tiempo modernista, inaugurado oficialmente con la Semana de Arte Moderno de 1922, la etapa antropofágica realza la contradicción violenta entre dos culturas: la primitiva (amerindia y africana) y la latina (de herencia cultural europea), que forman la base de la cultura brasileña, mediante la transformación del elemento salvaje en instrumento agresivo.
No se trata más que de un proceso de asimilación armoniosa y espontánea entre los dos polos, como predicaba el autor, de cierta manera, en el Manifesto da Poesia Pau-Brasil [Manifiesto de la Poesía Palo Brasil] de 1924. Ahora, el primitivismo aparece como signo de deglución crítica del otro, el moderno y civilizado: "Tupy, or not tupy that is the question. (...) Sólo me interesa lo que no es mío. Ley del hombre. Ley del antropófago".1 En ese sentido, el mito, que es irracional, sirve tanto para criticar la historia de Brasil y las consecuencias de su pasado colonial, como para establecer un horizonte utópico, en el que el matriarcado de la comunidad primitiva sustituye el sistema burgués patriarcal: "Contra la realidad social, vestida y opresora, registrada por Freud - la realidad sin complejos, sin locura, sin prostituciones y sin penitenciarías del matriarcado de Pindorama".2
Sin embargo, se nota que no se trata de oponerse pura y simplemente a la civilización moderna industrial, sino que Oswald cree que hay algunos beneficios proporcionados por ella, que hacen con que sean posibles formas primitivas de existencia. De otro lado, solamente el pensamiento antropofágico es capaz de distinguir los elementos positivos de esa civilización, eliminando lo que no interesa y promoviendo, por fin, la "Revolução Caraíba" [Revolución del Hombre Blanco] y su nuevo hombre "bárbaro tecnificado": "La edad de oro anunciada por la América. La edad de oro. Y todas las girls". Mediante la oposición de emblemas culturales y símbolos míticos, el autor recuenta de manera metafórica la historia de Brasil: Padre Vieira, Anchieta, la Madre de los Gracos, la corte de D. João VI, la Moral de la Cigüeña surgen al lado de la potencia mítica de Jabuti, Guaraci, Jaci y de la Cobra Grande [Figuras de la Mitología Indígena Brasileña]. En la nueva imagen forjada, el pasado pre-cabralino [relativo al periodo anterior al navegador portugués Pedro Alvares Cabral] se empareja con las utopías vanguardistas, pues "ya teníamos el comunismo. Ya teníamos la lengua surrealista" en nuestra edad de oro.